El Vía Crucis
El camino del Vía Crucis se inicia un poco más allá de la plaza del Abad
Oliba, detrás de la Fuente del Portal (donde está la escultura de este abad
hecha por M. Cusachs), y llega hasta la capilla de la Dolorosa, cerca del camino
de Sant Miquel. El trayecto, tranquilo y con una bella sombra, constituye uno de
los lugares más bonitos del recinto y ofrece una agradable panorámica del Santuario.
Entre 1904 y 1919, se
erigieron las catorce estaciones monumentales correspondientes que fueron
destruidas en su totalidad en la guerra de 1936. Posteriormente, se han
construido algunas nuevas con esculturas de Margarida Sans Jordi y Francesc
Juventeny; las restantes han sido proyectadas por Domènec Fita según un modelo
muy estilizado.
La Santa Cueva
El camino que lleva a la
Cueva se toma cerca de la estación del funicular y sigue un itinerario de un
kilómetro y medio habilitado en el siglo XVII. La devoción popular ayudó
económicamente a la construcción de los quince grupos escultóricos a lo largo
del recorrido correspondientes a los misterios del rosario, en cuya realización
trabajaron, entre otros, Gaudí, Puig i Cadafalch, Josep Llimona y los hermanos
Vallmitjana.
Al final del recorrido, semicolgada en la roca, está la Capilla donde según la
leyenda se encontró la Imagen de Nuestra Señora de Montserrat. El edificio
actual es fundamentalmente el mismo del siglo XVII, reconstruido, primero, de
los destrozos que sufrió en 1811 a causa de la Guerra del Francés y, después, de
los daños que ocasionó el incendio de 1994 y el derrumbamiento de la cúpula en
septiembre de 1995.
Tiene unas dependencias destinadas a la vivienda para el monje que acoge a los peregrinos,
con un pequeño claustro muy acogedor. La pequeña capilla, con planta de cruz griega y cimborrio,
es sencilla y está adosada a una gruta de la montaña, donde hay una reproducción estilizada de la
Imagen auténtica de la basílica. Todo el lugar es plácido y solitario.